¡SOLITARIO!
No olvidaré aquella visión:
Tú me esperabas
con tu ramo de lirios
tal como eres tú,
elegante y sencillo.
Vestías traje oscuro
y te percibí, ¡tan solitario!
allá en la lejanía
del camposanto.
Detrás de tu sombra
dos hileras de nichos
se situaban a los lados.
No había ni un murmullo,
solamente el silencio
te nombraba.
Los cipreses
con esplendor elevados
adornaban cada cierto tramo.
Y tú, dulce amor eterno,
esperabas taciturno
la hora de nuestro encuentro,
tú, mi amante espiritual
con tu ramo exquisito
llegaste de un mundo de paz
para ofrendarme tus besos
y tus lirios encendidos,
claros
como campanas de sol,
como suavidades
que estrechan mis brazos,
oh, solitario de mi alma
¡cuánto te estoy amando!
Visión que no escapa,
que me tortura en el recuerdo;
que se aferra a tu estampa
de amor amante
en aquel lejano cementerio
de tu amado pueblo.
Me esperabas muy de mañana,
ansiabas la hora del reencuentro
porque para ti no hay distancias...
Tú vives en lo eterno
y a veces, sólo a veces
musitaste despacio
de tu soledad arcana.
Mi amor, te adoro
en este llanto que fluye
tan amargo,
y también solitario.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado
a mi amado Camilo Sesto
Camilo Blanes Cortés
De mi poemario
"Tu alma y la mía"
¡Qué gran ternura de poema!, un poema que vuela alto como los cipreses del campo santo, llegando a oídos de tu amado.
ResponderBorrarUn gran abrazo Ingrid y felicidades siempre por tu buen hacer.
Un gran abrazo, amiga.
Gracias amigo Juan por estar presente entre mis versos y dejarme tan bella respuesta que emana de tu corazón bueno y sencillo. Un abrazo grande poeta.
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